El aseo personal en personas mayores favorece su calidad de vida y su bienestar físico y emocional.
De hecho, seguir unas rutinas de higiene es una parte fundamental dentro de las tareas cuidadoras y cuidadores, especialmente en personas encamadas o dependientes.
La importancia del aseo personal en las personas mayores.
La higiene es un aspecto prioritario en cualquier etapa de la vida.
Sin embargo, cuidar la higiene corporal y bucodental, la piel, las manos o los pies es especialmente relevante para facilitar un envejecimiento más saludable y prevenir enfermedades e infecciones.
Otras ventajas de un buen aseo personal en las personas mayores son:
- Aumento de la autoestima.
- Mayor comodidad en el día a día.
- Mejor estado de ánimo.
- Mayor disposición a socializar.
- Estimulación de la circulación sanguínea.
Rutinas y técnicas adaptadas a cada persona.
El aseo en las personas mayores debe adaptarse a sus circunstancias personales, autonomía y movilidad.
En ocasiones, debe realizarse en la cama, y eso supone aplicar unas técnicas de lavado, secado e hidratación de la piel determinadas.
También conviene prestar especial atención a los casos de incontinencia urinaria y/o fecal, puesto que la higiene de la zona genital es más delicada, sobre todo en el caso de las mujeres.
Por otra parte, reconocer las limitaciones asociadas al envejecimiento no siempre es fácil de aceptar, y muchas personas se muestran reticentes a dejarse ayudar en su aseo diario por vergüenza o por pudor.
En este sentido, la actitud del cuidador es clave, tanto para que las personas mayores entiendan la importancia de estas rutinas en su salud, como para que refuercen estos hábitos como parte de una higiene regular.
Higiene corporal.
La higiene corporal es uno de los aspectos más destacados del aseo personal en personas mayores.
El aseo corporal incluye:
- Duchas o baños, al menos, tres veces por semana.
- Lavar y secar la piel con suavidad, prestando atención a los pliegues de la piel para evitar la aparición de rozaduras.
- Utilizar, en la medida de lo posible, productos de higiene neutros.
También es fundamental conseguir un entorno cómodo, seguro y accesible, colocando elementos de seguridad (barras de agarre o bancos de ducha), manteniendo el agua a una temperatura óptima, eliminando obstáculos o dejando todos los productos necesarios (esponjas, champú, toallas, peine, etc.) al alcance.
Dentro de lo posible, lo ideal es dejar que la persona realice por sí misma aquellas tareas que pueda, respetando su independencia y autonomía al máximo.
En personas que no pueden moverse porque están encamadas, el aseo debe ser más metódico, y debemos asegurarnos de tener cerca recipientes con agua, toallas de diferentes tamaños, jabón, esponjas, hidratantes, absorbentes y ropa limpia.
El consejo general es lavar, secar y aplicar crema hidratante a cada parte del cuerpo por separado, siguiendo la siguiente rutina:
- Cara, oídos, vías nasales y cuello.
- Brazos, axilas y manos.
- Tórax y abdomen.
- Piernas, pies y uñas.
- Espalda y glúteos.
- Genitales.
- Cabello.
Cuidado de manos y pies.
Si estamos cuidando de una persona mayor, debemos comprobar que se lava las manos periódicamente, especialmente antes y después de cada comida.
También conviene controlar que sus uñas no estén sucias o largas.
Respecto a los pies, es importante asegurarse de su correcto lavado, secado e hidratación, además de mantener sus uñas en buenas condiciones, evitando las prendas que compriman (como los calcetines demasiado ajustados) y apostando por un calzado cómodo.
Higiene bucodental.
Las personas mayores son más propensas a sufrir infecciones en la boca debido a la excesiva sequedad, las caries o el deterioro de encías y dientes.
Por eso, la higiene bucal y las revisiones en el dentista requieren más atención.
Lavar los dientes después de cada comida reduce el riesgo de infecciones y evita malos olores o grietas en labios y lengua.
Se recomienda utilizar pasta de dientes con flúor y limpiar la boca con hilo dental al menos una vez al día, con cuidados más específicos e intensivos en caso de usar prótesis.
Cuidado de la piel.
La piel de las personas mayores es más sensible debido a la sequedad, y puede sufrir mayores deterioros por la falta de movilidad o por el uso de absorbentes, lo que provoca que las alteraciones cutáneas aumenten en la tercera edad y que debamos cuidar la piel de los mayores de manera específica para prevenir heridas y úlceras.
Para reducir la aparición de manchas (normalmente, de color café y apariencia verrugosa en la cara y el tronco) debemos protegerles del sol con cremas específicas o sombreros.
La aplicación de productos hidratantes tras el aseo corporal también es una buena excusa para realizar exploraciones periódicas, detectar posibles alteraciones y consultar con el dermatólogo cuando sea necesario.
Tips para facilitar el aseo personal de los mayores.
Desde Club de Cuidadores ponemos a tu disposición consejos que pueden resultarte útiles en el aseo diario de las personas mayores.
Gracias a nuestra experiencia profesional, hemos recopilado algunas claves para agilizar este momento que puede ser delicado y en el que conviene seguir ciertas pautas.
Cuida el ambiente.
El baño o la habitación deben estar a una temperatura adecuada, con una luz ni demasiado intensa ni demasiado tenue, y, a ser posible, con un olor agradable.
Cuida la comunicación.
Durante el aseo diario, el cuidador tiene que decir lo que está haciendo en cada momento y lo que necesita que la persona a su cargo haga de manera sencilla y tranquila.
Transmite confianza y seguridad.
El momento del aseo es muy íntimo, y conviene transmitir confianza a la otra persona a través de palabras y gestos.
Por ejemplo, si nos lo pide o si vemos que se siente incómoda, podemos ir tapando las partes que no se estén lavando o que ya hayamos terminado de asear.
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