Una persona cuidadora asume la responsabilidad de alguien dependiente y le asiste en múltiples tareas. Sin embargo, si no cuida de sí misma, no podrá seguir ayudando a los demás. Por eso es importante hablar de autocuidado. Hoy compartimos contigo 8 motivos para cuidarte tú también.

Mujer y cuidadora aún van de la mano. En pleno 2023, el trabajo de cuidar continúa recayendo en mujeres que renuncian a su trabajo; descuidan su salud tanto mental como física; y anteponen las necesidades de las personas a las que atienden.

La autoayuda consiste en prestar atención a las necesidades propias. El cuidado de una misma no significa ser negligente hacia el familiar o adulto mayor a los que cuidamos. De hecho, invertir en nuestra salud es garantía de ser mejores cuidadores: Si tu salud se deteriora y enfermas, la situación puede volverse complicada de gestionar para ambas partes.

Para la persona cuidadora su deber y prioridad suele ser cuidar del otro y en ese proceso olvida que es necesario aplicar técnicas de autoayuda. A continuación, estos 8 motivos nos recuerdan lo importante que es cuidarse para poder cuidar:

• Autoayudarse nos permite estar y sentirnos mejor física y mentalmente.
• Contar con una mente despejada facilita la fortaleza emocional para afrontar del mejor modo posible el cuidado de una persona dependiente.
• Te permite recuperar el control sobre tu realidad cotidiana y, por tanto, pensar en la una mejor resolución de los problemas.
• Aporta serenidad y bienestar, así como hábitos saludables como acostumbrarse a tener 30 minutos de ejercicio al día.
• El autocuidado también consiste en descansar bien y en una alimentación sana.
• Autocuidado es también socializar con familiares y amigos sin hablar de su labor de cuidadora para evitar la soledad y el aislamiento.
• Y permite tener aficiones para conectar con más gente.
• La autoayuda te hace consciente de que con organización cuidarse es posible.

Aunque el listado pueda parecer obvio, cuando se ejerce de cuidadora se dejan de lado actividades y comportamientos que antes eran habituales.

Admitir y detectar que ya no se tiene amigos o que no se es capaz de concentrarse es clave. Si te pasa, es motivo para tomar cartas en el asunto. Las personas cuidadoras tenemos que ver en la autoayuda una inversión para mejorar nuestra vida.

La culpa es frecuente entre las personas que cuidan de un familiar dependiente. A veces se mezcla con creer que sólo nosotras somos capaces de cuidar, limpiar la casa u organizar las comidas. Y no se lo ponemos fácil a quienes quieren apoyarnos.

“Es mi responsabilidad”, es una de las respuestas habituales. Y no es así. Todos, en algún momento de la vida, necesitamos ayuda y si nos la brindan no sólo demuestran un acto de generosidad, sino de empatía y de preocupación por nuestra salud.

Contar con familiares o amigos que cubren de modo puntual nuestras salidas de ocio no va en detrimento del bienestar de la persona dependiente. Llevar un ritmo trepidante tanto a nivel físico como mental requiere de tiempos de descanso.

A nuestro familiar le sentará bien estar con otras personas, que, si bien respetan sus rutinas, les dan otro tipo de conversación, otra manera de comunicarse o, sencillamente, les permite ver una cara nueva lo que siempre es agradable.

Delegar es otra forma de potenciar la autoayuda. Es tener la suficiente confianza tanto en la persona que se quede en nuestro lugar como en nosotras mismas. Si viéramos la situación desde fuera, probablemente nos parecería negativo ver a una persona que ha dejado de vivir su propia existencia para sacrificarla por otro, aunque esta otra persona le quiera y le necesite.

¿Te sientes identificada con alguna de las ideas que hemos expresado? Es fácil caer en la tentación de olvidarnos de nuestras necesidades para cubrir las del otro y eso supone un gran problema si se mantiene en el tiempo. Saca tiempo para ti y fuera culpabilidades.