Vejiga hiperactiva e incontinencia urinaria son dos patologías bastante comunes entre la población mayor y en las personas dependientes, y que, de manera habitual, tienden a confundirse.
Si tienes una persona mayor a tu cargo o si eres un cuidador profesional, seguramente ya sabes que ambas tienen consecuencias similares, condicionando considerablemente la calidad de vida de quien los padece.
Ante cualquier síntoma de alerta de vejiga hiperactiva e incontinencia urinaria asociada, el primer paso es acudir al médico para que haga un diagnóstico lo más preciso posible.
¿Qué es la vejiga hiperactiva?
Cuando la vejiga se llena, las señales nerviosas enviadas al cerebro desencadenan una sensación que identificamos como la "necesidad de orinar".
Estas mismas señales coordinan la relajación de los músculos del suelo pélvico y de la uretra (músculos del esfínter urinario), a la vez que la musculatura de la vejiga se tensa (contrae) para realizar la acción de expulsar la orina.
Con el paso de los años, es común que los músculos de la vejiga comiencen a contraerse solos e involuntariamente, incluso cuando el volumen de orina en su interior sea mínimo.
Esto es lo que se conoce como "vejiga hiperactiva" (también llamada OAB por sus siglas en inglés o, de manera popular, urgencia miccional).
¿Cuál es su causa?
Las personas con vejiga hiperactiva tienen necesidad de miccionar mucho más a menudo de lo normal (hasta 8 veces al día, e incluso más), también durante la noche (es lo que se conoce como "nicturia") y con sensación de urgencia.
Muchas veces, el síndrome de la vejiga hiperactiva aparece de forma aislada, aunque puede ser parte de un cuadro clínico más complejo (sequedad en la boca, visión borrosa o dolores de cabeza inusuales) relacionado con dolencias como la diabetes.
El síndrome de la vejiga hiperactiva también puede tener origen neurológico, ya que aparece con frecuencia asociado al Parkinson, la enfermedad de Alzheimer, la esclerosis múltiple y en personas que han sufrido accidentes cerebrovasculares.
Otras causas de la vejiga hiperactiva son:
- Debilitamiento del suelo pélvico (habitual entre mujeres).
- Agrandamiento benigno de la próstata (muy habitual en varones, a partir de los 80 años).
- Tumores de próstata.
- Cálculos vesicales.
- Tumores vesicales (en estos casos, el aumento de las micciones y su urgencia viene acompañado de otros síntomas más evidentes, como la presencia de sangre en la orina).
- Infección de las vías urinarias.
- Cirugías en la zona.
- Ingesta de medicamentos diuréticos.
- Consumo de cafeína y alcohol.
- Vaciamiento incompleto de la vejiga.
Síntomas y factores de la vejiga hiperactiva que podemos identificar los cuidadores
Si eres un cuidador profesional o estás a cargo de una persona mayor, hay algunas evidencias que pueden ponerte alerta sobre el síndrome de la vejiga hiperactiva, entre ellas:
- La persona a tu cargo siente una necesidad urgente y repentina de orinar, difícil de controlar.
- La persona a tu cargo experimenta una pérdida involuntaria de orina inmediatamente después de tener la necesidad urgente de orinar (incontinencia urinaria de urgencia)
- La persona a tu cargo orina 8 veces o más en un periodo de 24 horas.
- La persona a tu cargo despierta más de dos veces durante la noche para ir al baño.
- La persona a tu cargo no vacía completamente la vejiga al orinar.
Respecto a los factores de riesgo, podemos enumerar, además de la presencia de enfermedades neurológicas (asociadas generalmente a la edad), las dificultades para caminar (que pueden generar incontinencia si la persona no puede llegar al baño), la dieta o la obesidad.
¿Cuál es la diferencia entre vejiga hiperactiva e incontinencia urinaria?
Vejiga hiperactiva e incontinencia urinaria tienen aspectos comunes y un abordaje similar. Sin embargo, se trata de situaciones completamente diferentes. Y es que, la incontinencia urinaria “de urgencia” es un síntoma del síndrome de la vejiga hiperactiva que no aparece en todos los casos.
De hecho, la vejiga hiperactiva no conlleva necesariamente la pérdida involuntaria de orina, y tampoco se relaciona con alteraciones funcionales o con la ausencia de percepción del deseo de miccionar habituales de la incontinencia urinaria en personas mayores.
Cómo tratar la vejiga hiperactiva cuando deriva en incontinencia urinaria
Tanto la vejiga hiperactiva como la incontinencia urinaria pueden ocasionar trastornos en el día a día de las personas que los padecen, relacionándose con el aislamiento social, el sufrimiento emocional, la depresión, la ansiedad o las alteraciones en el sueño provocadas por el miedo de que las personas de su propio entorno perciban ambos problemas.
En este sentido, es fundamental recordar que, como cuidadores, nuestra motivación debe ser ayudar a las personas que nos necesitan y hacerles más sencillo su día a día.
Por eso, cualquier problema o cambio debe ser valorado desde el inicio para elegir un tratamiento adecuado (cuando sea posible), evitar su empeoramiento y que sus efectos físicos o emocionales se agraven.
Por otra parte, cuidar de personas mayores con vejiga hiperactiva e incontinencia urinaria puede suponer un pico de estrés que debemos gestionar con paciencia y siguiendo algunos consejos básicos, como los que podemos encontrar en la Guía de atención a personas con Incontinencia Urinaria de la Asociación Españolá de Urología o en la Guía clínica sobre la incontinencia urinaria de la European Association of Urology (EAU).
Aceptar la incomodidad de tratar con la vejiga hiperactiva y la incontinencia urinaria es el primer paso.
A este deben seguir otros, como mantener la calma, usar protectores de colchón impermeables, elegir absorbentes adaptados a cada persona de calidad y cambiarlos con frecuencia, vestir con prendas de velcro y fáciles de abrochar o usar ropa que no necesite planchado para aumentar nuestra comodidad y ahorrar tiempo.
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