Las grúas para personas dependientes son indispensables cuando las ayudas técnicas «ligeras», como los bastones, los andadores o las sillas de ruedas, ya no sirven para solventar problemas de movilidad y transferencias.
Son una solución ventajosa, tanto para la persona que cuida como para la que recibe los cuidados, ya que evitan lesiones, molestias o caídas, y aportan una mayor autonomía y seguridad.
Tipos de grúas para personas dependientes
En el mercado encontramos diferentes tipos de grúas para personas dependientes.
La elección depende del peso del usuario/a, las dimensiones del lugar donde vayamos a colocarla o el uso que vayamos a darle.
Podemos hacer una primera distinción entre grúas fijas, grúas con ruedas (móviles) o grúas de techo.
También podemos distinguir entre:
Grúas de traslado
Son para personas con poca movilidad.
Básicamente, elevan al paciente y lo trasladan "en suspensión" cuando está tumbado en la cama o sentado en un sillón, en el borde de la cama o en una silla de ruedas.
Utilizando el arnés adecuado, con estas grúas también es posible cambiar el pañal de manera más fácil.
Grúas de bipedestación
Únicamente se utilizan cuando el paciente está sentado, así que se recomiendan para personas con cierta fuerza y movilidad en las extremidades inferiores.
Son bastante versátiles y, si la persona puede soportar su propio peso (aunque sujeta con un arnés), pueden utilizarse como cambia pañales y también para vestirse, desvestirse, pasar de la cama a una silla e incluso ir al cuarto de baño.
Grúas mixtas
Son una mezcla entre las grúas de traslado y las de bipedestación, y cuentan con un brazo articulado para realizar diferentes funciones.
¿Cuándo y para qué se utilizan las grúas para personas dependientes?
La movilización de personas dependientes no es una tarea sencilla.
Sobre todo, en personas mayores con movilidad reducida, habitualmente más corpulentas: en estos casos, la movilización manual es incómoda e incluso peligrosa, ya que existen riesgo de caídas y otras consecuencias negativas para la salud del cuidador.
Como ya hemos indicado, las grúas mejoran la movilidad de las personas dependientes y facilitan el trabajo a sus cuidadores, puesto que el traslado se realiza de manera cómoda, segura y rápida, evitando sobreesfuerzos.
Estas ayudas también mejoran la calidad de vida y la autonomía de los usuarios.
Pero, ¿en qué casos y para qué utilizarlas?
Normalmente, este tipo de ayudas técnicas se recomiendan para personas inmovilizadas o con problemas de movilidad graves, con grado de dependencia total o dependencia, según parámetros de la escala FIM.
Algunos de sus usos para personas dependientes son:
- Trasladarles de un lugar a otro dentro del propio domicilio, y de una posición a otra (tumbado, sentado, etc.). Las transferencias básicas en el día a día suelen ser de tumbado (cama) a sentado (silla de ruedas/sillón) o de sentado a tumbado, es decir, el movimiento inverso.
- Levantarles del suelo, de la cama o de la silla de ruedas.
- Cambiarles los diferentes tipos de absorbentes mientras están acostados. Las grúas de bipedestación son las más recomendadas para este uso, aunque los modelos "mixtos" tienen accesorios específicos.
- Agilizar su higiene y aseo diario.
- Llevarles al WC sin quitar el arnés y con la comodidad de dejar que se sienten y puedan ser levantados fácilmente.
- Ducharles de pie o sentados en una silla de baño de manera más segura. Si la ducha está adaptada, mucho mejor.
- Facilitarles la realización de ejercicios de rehabilitación o para mejorar la movilidad, siempre utilizando los accesorios adecuados y siguiendo un plan de ejercicios individualizado y supervisado por un fisioterapeuta.
- Agilizar tareas diarias, como vestirse o desvestirse.
Cómo utilizar las grúas para personas dependientes
La mayoría de las grúas para personas dependientes funcionan de manera intuitiva.
De hecho, sus controles para subir y bajar son bastante fáciles de usar y totalmente manejables por cualquier cuidador.
La principal diferencia suele ser la manera en la que eleva al paciente, que puede ser manual o eléctrica.
Lo más importante es acomodar al usuario y ponerle el arnés.
Este accesorio debe ser adecuado a su peso y dimensiones, no clavarse en las axilas ni en los muslos, y ser fácil de limpiar.
Para poner el arnés, podemos recostar al usuario de lado de modo que las bandas del arnés queden debajo de su espalda, listas para engancharlas en la grúa.
Una vez posicionada la grúa, accionaremos los frenos y sistemas de seguridad para evitar movimientos indeseados.
Después, podemos fijar las bandas del arnés en el cabezal de la grúa (normalmente tienen cuatro puntos de fijación, aunque depende del modelo).
Primero, se colocan las bandas de las piernas, después las de la cadera y finalmente las de los hombros.
Tras comprobar la sujeción, ya se puede elevar al paciente.
El desplazamiento será siempre lento, y sin movimientos bruscos.
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