El 89% de las personas que se encargan de cuidar son mujeres. Este dato que proviene de un estudio realizado por Cruz Roja en España, nos muestra una realidad, las mujeres desempeñan el papel de cuidadora cuando alguien del núcleo familiar enferma. El trabajo de cuidadora requiere de una dedicación total. Es importante que sigamos unas pautas saludables para que el autocuidado forme parte de nuestra rutina diaria.
Consejos prácticos para trabajar de cuidadora sin descuidar tu salud física y mental
Cuidar de un ser querido puede ser una experiencia gratificante. Aunque tiene consecuencias negativas si nos olvidamos de nuestras necesidades. Debemos ser conscientes de que el trabajo de cuidadora es una labor que requiere dedicación e influye en nuestra salud física y mental.
Antes de que nos veamos superadas por las demandas que implica el trabajo de cuidadora, deberíamos poner atención a nuestras emociones y sentimientos. Para ser cuidadora es importante prevenir dolencias propias de esta tarea. ¿Cuál será el objetivo? No caer en una depresión ni padecer ansiedad. Para poder cuidar debemos cuidarnos primero. Escucha a tu cuerpo y mente.
Decálogo para ser una buena cuidadora
- Formación relacionada con la persona que atiendes. Ya hemos hablado de la importancia de tener el máximo de información vinculada con la situación de la persona que cuidas. Esto te hará ir un paso por delante de cualquier imprevisto.
- Fortaleza mental como parte de tu entrenamiento. Cada día es diferente y tanto la persona que cuidas como tú tendréis momentos buenos y malos. Para mantener bajo control esos instantes en los que no debes perder la calma la fortaleza mental es clave.
- Descansar es obligatorio para haver un buen trabajo de cuidadora. Dormir ocho horas formará parte de tu autocuidado. Cuidar significa estar alerta y no cometer errores. Sin descanso además de irritadas podemos pasar por alto alguna necesidad de la persona cuidada.
- Aislarse y dejar de lado tu vida social es un error. Acompañar y cumplir con tus obligaciones es compatible con un poco de diversión. El ocio forma parte de la vida y si renuncias a él, renuncias a vivir y ofrecer tu mejor versión a la persona que cuidas.
- Ejercitar mente y cuerpo como parte de tu rutina. Reserva media hora al día para ti. El ejercicio te ayudará a mantenerte en forma físicamente y a desconectar mentalmente. La práctica del yoga es una buena opción.
- Habilidades comunicativas para practicar la escucha activa. ¿Sabes lo importante que es para ese ser querido que le presten atención? Tal vez padezca una enfermedad o no pueda valerse durante un tiempo, pero mantener una conversación con ella donde practiques la escucha activa será la mejor terapia que puedas ofrecerle.
- Pedir ayuda es propio de personas valientes. Cuando tengas un día complicado busca a algún amigo con el que hablar. Cuidar de otro puede desgastarnos mentalmente y aislarse no es la solución.
- Expresar cómo te sientes libera tensión. Si has llegado a un momento en el que necesitas un descanso y puedes contar con otra persona del entorno, hazlo. No sólo te sentirás mejor, sino que, a la vuelta de un par de días, serás una excelente compañía para quien necesita de tus cuidados. Fuera culpabilidad.
- Si no sabes, no lo hagas. Si no cuentas con formación y las dudas te asaltan no tengas problema en dejar una tarea sin cumplir. Una cuidadora no puede ser: enfermera, psicóloga, médica, amiga, hija, etcétera. Aprender a decir no es positivo para todos.
- La paciencia es un grado para cuidar. Fácil de decir, en ocasiones complicado de practicar. Una cuidadora con entereza, contará con la mejor de las aliadas. Por ejemplo, ante un día en el que la persona que atendemos esté de mal humor. Respirar hondo y contar hasta diez será un beneficio para las dos partes.
Recuerda que puedes contar con lugares donde conozcas a otras personas que están en tu situación como cuidadora. El Club de los Cuidadores es una comunidad online que nació para ofrecerte información, formación y sobre todo empatía. Aquí encontrarás respuestas y apoyo.
¿Qué síntomas alertan a la cuidadora de que necesita tiempo para ella?
Ya hemos visto los consejos para el autocuidado. ¿Pero qué ocurre si no los llevamos a la práctica? Son muchas las señales y los síntomas que nos avisarán para dar el paso de dedicarnos tiempo. Lee con atención si te resultan familiares algunas sensaciones de esta lista:
- Falta de apetito.
- Palpitaciones y dolores musculares.
- Abandono de tu aspecto físico.
- Autoestima baja.
- Irritabilidad y cambios de humor bruscos.
- Falta de concentración.
- Pérdidas de memoria.
Somos conscientes de que es un reto cuidarse cuando debes dedicarte a otra persona. Pero los cambios comienzan con un pequeño paso. Elabora un plan diario con gestos como el ejercicio moderado, un paseo breve y la llamada a una amiga para que comiences con el paso fundamental para poder cuidar del otro: el autocuidado.