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Incontinencia en la edad avanzada

KW: Incontinencia

Cuando oímos la palabra incontinencia tendemos a asociarla a personas de edad avanzada, no hay duda de que el envejecimiento provoca cambios en el organismo, unos cambios que favorecen que una persona mayor tenga más probabilidades de sufrir IU, pero no puede aceptarse sin más que por el hecho de ser mayores se tenga que padecer este problema.

¿Por qué se da la incontinencia en personas de edad avanzada?

Si este problema de salud es frecuente entre las personas de edad avanzada es porque en ellas se pueden dar circunstancias, que tienen mayor influencia que el propio envejecimiento. Para que exista IU deben darse una serie de causas:

  • Que la vejiga esté en condiciones de almacenar la orina adecuadamente.
  • Que la uretra esté en condiciones de vaciar la vejiga de manera adecuada.
  • Que la persona tenga la capacidad cognitiva de percibir las ganas de orinar.
  • Que tenga la movilidad y destreza suficientes.

De hecho, la incontinencia urinaria no es un problema exclusivo del aparato urinario, sino que puede estar relacionado con distintos órganos o sistemas de la persona mayor como: el aparato nervioso, aparato genital, aparato locomotor, etc. Si conviven varios problemas de salud a la vez: procesos neurológicos, problemas en los huesos y en las articulaciones, la IU puede aparecer.

Efectos de la incontinencia urinaria en las personas de edad avanzada

Cuando una persona mayor sufre incontinencia urinaria persistente, es decir, crónica, pueden aparecer una serie de complicaciones como trastornos en la piel (erupciones de la piel y llagas) e infecciones de las vías urinarias.

Pero como ya sabemos, a parte de estos efectos físicos, la IU también tiene otras consecuencias funcionales, psicosociales… Genera una serie de dificultades como:

  • Aislamiento social.
  • Depresión y ansiedad.
  • Pérdida de la autoestima.
  • Incremento del riesgo de caídas, debido a la urgencia por ir al baño.

Aunque la incontinencia urinaria no está relacionada con el envejecimiento, existen una serie de factores de riesgo que aumenta la posibilidad de que una persona de edad avanzada sufra esta afección, como son:

  • Genética. Los antecedentes familiares, suponen un factor de riesgo de padecer IU.
  • Sexo. Las mujeres son más propensas a sufrir incontinencia de esfuerzo debido al embarazo, el parto o la menopausia. Sin embargo, los problemas de próstata también suponen un factor de riesgo, sobre todo, de incontinencia urgente y por rebosamiento.
  • Edad avanzada. Cuando envejecemos, la capacidad para retener la orina puede verse reducida por la pérdida de fuerza en los músculos de la vejiga y la uretra, siendo más posible la aparición de un escape de orina involuntario. Pero, insistimos, esto no es algo que sucede obligatoriamente en la edad adulta y hay tanto cuidados personales como ejercicios que pueden realizarse para prevenir el debilitamiento de estos músculos.
  • Exceso de peso. Si tenemos sobrepeso la presión sobre nuestra vejiga y otros músculos que participan en la micción es mayor, y provocan que se debiliten y aumenta la posibilidad de la aparición de la incontinencia del esfuerzo.

Cuándo ir al médico por problemas de incontinencia

La incontinencia urinaria en personas de edad avanzada repercute también en su salud mental, ya sabemos que este problema que sucede a una gran parte de la población no es nada de lo que avergonzarse, pero es inevitable que algunas personas sientan vergüenza o incomodidad a la hora de ir a su médico.

Pero existen casos en los que no se debe pensar en esos términos y acudir al especialista para prevenir posibles complicaciones, si aparecen estos síntomas y obstáculos a diario:

  • Escapes cuantiosos de orina.
  • Pérdida de orina frecuente.
  • Limitación al realizar actividades diarias o socializar, lo que lleva a repercutir en la calidad de vida.
  • Poca cantidad de orina al ir al baño, aunque se tenga ganas.
  • Una sensación de tener la vejiga llena después de haber orinado.
  • Dolor o ardor al orinar.

Qué comprobaciones realiza el médico ante la incontinencia

Para diagnosticar la incontinencia urinaria en personas de edad avanzada tanto el médico de cabecera como el especialista, realizará comprobaciones, basadas en los siguientes aspectos:

  • Exploración física y cuestionarios de síntomas.
  • Análisis de orina.
  • Llevar un registro del número de micciones, escapes de orina y bebidas que se ingieren, normalmente, durante tres días.

Una vez que el médico haya valorado los síntomas y realizado la exploración física, si sigue sin averiguar cuál es la causa de la IU, puede mandarnos una serie de pruebas como: ecografía, un estudio urodinámico o una cistoscopia, entre otras.

Tipos de tratamiento para la incontinencia urinaria

Dependiendo del caso, existen dos tipos de tratamientos:

Técnicas conductuales, el tipo de terapia menos intrusivo, donde el médico recomienda seguir una serie de hábitos en nuestro estilo de vida, como realizar ejercicios para el suelo pélvico o mantener horarios programados para ir al baño, por ejemplo.

Tratamiento con fármacos.

Cirugía o intervenciones mínimamente invasivas, esta opción será la recomendada una vez que se haya empleado los dos primeros si no consiguen solucionar el problema. Como verás, existen soluciones para que la IU no afecte a tu vida diaria, sólo es cuestión de ponerse en manos de un profesional y cambiar de hábitos.

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