Cuidado de la piel 

 

El cuidado de la piel debería ser continuo desde que nacemos. Los cambios que sufre con el envejecimiento, contribuyen a que la capa externa (epidermis) se vuelva más fina. Tanto la resistencia como la elasticidad se van perdiendo por lo que debemos proteger aún más el órgano más grande de nuestro cuerpo. Hoy te vamos a mostrar cómo y por qué debes mantener en buen estado tu piel. ¿Comenzamos?

¿Qué funciones cumple la piel?

La piel actúa como una protección de los agentes externos, al mismo tiempo que nos permite interactuar con el entorno. Sus funciones son importantes porque sin ellas podríamos morir. Vamos a ver las principales:

  • Protección. Esta es una de las funciones de la piel más evidente porque nos protege de cualquier ataque externo (golpes, quemaduras, presión, gérmenes, temperatura, etc.) Un ejemplo es la melanina que no sólo proporciona pigmento a nuestra piel, sino que la protege de los rayos dañinos que provienen del sol.
  • Regulación de nuestra temperatura. Cuando tenemos frío, los vasos sanguíneos subcutáneos se llenan de sangre para mantener el calor. Estos procesos permiten que nuestro organismo siempre trabaje con la temperatura óptima y que podamos reaccionar a la temperatura externa.
  • Movilidad y crecimiento. Una de las funciones de la piel es su elasticidad porque nos permite movernos y crecer sin que se rompa y sin que sintamos dolor con cada movimiento que hagamos. Siempre vuelve a su posición inicial y sin dejar marcas de deformación.
  • Inmunidad. La piel es la primera barrera natural cuando nuestro cuerpo es atacado por gérmenes y bacterias. Trabaja a la vez con el sistema inmunitario para impedir que estos agentes dañinos entren en nuestro organismo. Sin la piel, los músculos, huesos, nervios, tendones…, se verían expuestos a todo ello y se infectarían con mucha facilidad.
  • Sentido del tacto. En la dermis se encuentran las terminaciones nerviosas que mandan al cerebro todos los impulsos que recogen y que comúnmente conocemos como sentido del tacto. También nos permite detectar la temperatura externa y así reaccionar ante situaciones de frío o de calor.
  • Absorción. La piel respira, es decir, absorbe oxígeno, nitrógeno y otras substancias que se encuentran en el aire y que son necesarias para su buen funcionamiento. Es por eso que es aconsejable vestir con tejidos transpirables.
  • Impermeabilidad. La piel es impermeable, y no permite que el agua penetre a través de ella. Hay que mantenerla hidratada, pero eso no significa que debamos permitir la intrusión sin control de agua externa a través de nuestra piel porque provocaría la pérdida de minerales en nuestro cuerpo. De hecho, la barrera natural que la impermeabiliza está compuesta de aceites naturales que son los que hay que mantener a través de la hidratación con cremas o aceites.
  • Eliminación de las células muertas. Las células de nuestro cuerpo se reproducen de manera continua y reemplazan a las más antiguas. Es a través de la piel donde se expulsan. Esta función permite su cicatrización y regeneración en un proceso bastante rápido.

Como hemos podido observar el cuidado de la piel es esencial porque cumple un trabajo diario asombroso para protegernos de muchos factores y nos avisa de posibles problemas de salud. Su mantenimiento no sólo es una cuestión de estética sino de salubridad. Sobre todo, si una persona se encuentra encamada y necesita cambios posturales.

Consejos para mantener nuestra piel sana

En ocasiones vamos con prisas y pensamos que el cuidado de la piel es algo menor. Además de no ser cierto, si tenemos a nuestro cargo a una persona adulta que necesite de nuestros cuidados, comprobaremos que mimar su piel es sumamente importante para su bienestar y el nuestro.

1. Protege la piel del sol

Una de las formas más importantes para el cuidado de la piel es protegerla del sol. La exposición al sol puede provocar manchas de la edad, arrugas y otros problemas para la piel como el aumento del riesgo de cáncer de piel. El uso de protector solar tanto en el rostro como en los brazos es primordial.

2. Evita fumar

Como bien sabemos fumar le da a tu piel un aspecto avejentado y contribuye a la aparición de las arrugas porque fumar estrecha los pequeños vasos sanguíneos que se encuentran en la parte más superficial de la piel, disminuyendo el flujo sanguíneo y dando un aspecto más pálido a la piel. Esto también provoca que el oxígeno se elimine junto a los nutrientes que son importantes para la buena salud de la piel.

3. Limpia y seca tu piel con suavidad

Un paso básico para el cuidado de la piel es tratarla con delicadeza cuando nos aseamos. A la vez, debemos limitar la duración del baño con agua caliente porque elimina los aceites naturales de la piel. Es mejor apostar por el agua tibia y evitar los jabones fuertes. Después del baño o la ducha, secarnos con una toalla con suaves toques permitirá que quede algo de humedad en la piel.

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