«Síndrome del Cuidador Quemado» es la denominación genérica usada para referir una serie de consecuencias físicas y emocionales que sufren quienes dedican gran parte de su tiempo a cuidar de otros, generalmente, personas dependientes.
Aunque este tipo de trabajo en ocasiones lo realizan los propios familiares, siempre es exigente y agotador, lo que puede provocar un estado de agotamiento generalizado que afecta negativamente a la salud del cuidador y a la atención que proporciona a la persona a su cargo.
Por otra parte, el Síndrome del Cuidador Quemado puede aparecer en cualquier cuidador, pero es más habitual en proveedores de cuidados en personas con mayor dependencia (por ejemplo, en el caso de algunas demencias): según el estudio «El rol de Cuidador de personas dependientes y sus repercusiones sobre su Calidad de Vida y su Salud», publicado en la Revista Clínica de Medicina de Familia, el 66,4% de los cuidadores habituales encuestados presentaba sobrecarga en el test de Zarit, y el 48,1% sentía que su salud era mala o muy mala.
El estudio también observó una mayor prevalencia de ansiedad y depresión, así como una mayor frecuencia de posible disfunción familiar y de sensación de apoyo social insuficiente.
¿Tengo Síndrome del Cuidador Quemado? Principales señales de alerta
Si eres cuidador es fácil que, ante determinadas situaciones, sientas frustración y que eso te lleve a descuidar tus propias necesidades, a tu familia o a tu entorno, e incluso a experimentar aislamiento social, deterioro de tu calidad de vida o problemas de salud.
Aprender a identificar el Síndrome del Cuidador Quemado es clave para que puedas prevenirlo o para que tomes las medidas adecuadas ante las primeras señales de alerta, entre las que podemos enumerar:
Señales físicas del Síndrome del Cuidador Quemado
- Pérdida de energía.
- Sensación de fatiga constante.
- Dolor de espalda.
- Cefalea.
- Mareos.
- Problemas para relajarse.
- Dispepsia (malestar digestivo agudo, crónico y recurrente).
- Dolor muscular o mialgia.
Señales emocionales del Síndrome del Cuidador Quemado
- Ansiedad.
- Depresión.
- Alteraciones del sueño.
- Apatía.
- Irritabilidad.
- Nerviosismo.
- Pensamientos de suicidio/abandono.
- Dificultades para concentrarse.
- Problemas de memoria.
Señales conductuales y «sociales» del Síndrome del Cuidador Quemado
- Disminución o abandono de las aficiones.
- Desinterés por vivir nuevas experiencias.
- Aislamiento social.
- Problemas en las relaciones interpersonales.
- Resentimiento hacia la persona a la que se cuida.
- Reacción desmesurada ante las críticas.
¿Cómo se diagnostica este síndrome? ¿Existe algún tipo de herramienta específica?
Actualmente, existen varias metodologías para identificar la presencia de problemas de salud en los cuidadores.
La mayoría son escalas (cuestionarios) que responden a diferentes enfoques para valorar su estado emocional y físico.
Destacan el Screen for Caregiver Burden o SCB (test de detección del cuidador quemado diseñado fundamentalmente para evaluar a cuidadores de personas mayores con deterioro) y la Escala de Sobrecarga del Cuidador de Zarit (ZCBS).
Si experimentas cualquiera de los síntomas mencionados, recomendamos consultarlo con un médico lo antes posible para recibir el diagnóstico y el apoyo adecuado.
Cómo prevenir el Síndrome del Cuidador Quemado: algunos consejos
Detectar cuanto antes el síndrome de la persona cuidadora quemada puede mejorar tu salud y el desempeño de tu trabajo diario.
Algunos consejos que pueden prevenir su aparición son:
1. Conoce la situación de la persona a la que cuidas
Comprender la situación, dificultades y limitaciones de la persona a la que cuidas evitará que plantees exigencias y expectativas poco realistas, y aumentará tu empatía.
Aunque el cuidado siempre debe personalizarse al máximo, en Club de Cuidadores hemos recopilado estas recomendaciones para convivir con una persona con demencia garantizando su seguridad y bienestar, a la vez que mantienes tu salud en las mejores condiciones.
2. Aprende a pedir ayuda
Si sabes cuándo pedir ayuda es más fácil que evites la sobrecarga del cuidador.
Algunos cuidadores piensan que pedir ayuda es sinónimo de falta de responsabilidad o de fracaso, pero no es así: especificar con claridad qué es lo que necesitas en cada momento puede ser clave para desempeñar mejor tu trabajo.
3. Identifica y expresa tus sentimientos sin culpa
Expresar lo que sientes es una herramienta positiva para disminuir la sensación de aislamiento e incomprensión que a veces vivimos los cuidadores.
Identificar y exponer las emociones negativas no siempre es sencillo, pero puedes recurrir para ello con amigos, familiares o profesionales (médicos, psicólogos, terapeutas, etc.)
Poner nombre a tus sentimientos es el primer paso para gestionarlos adecuadamente, mientras que una comunicación abierta con otros cuidadores o la participación en grupos de apoyo especializados puede resultarte de gran utilidad.
4. Dedica tiempo al autocuidado
Las personas que sufren el Síndrome del Cuidador Quemado suelen presentar un denominador común: de una u otra forma, han ignorado sus propias necesidades, y eso pasa factura a nivel físico, psicológico y social.
Por eso, si tienes a una persona dependiente a tu cargo, debes plantearte el autocuidado como una más de tus responsabilidades, lo que implica:
- Reservar tiempo para tus aficiones o para conversar con amigos y familiares.
- Mantener una dieta saludable.
- Dormir y descansar lo suficiente.
- Realizar ejercicio de manera regular.
- Practicar técnicas de relajación.
- Buscar herramientas y técnicas de gestión del tiempo para cuidadores.
- Visitar a los diferentes especialistas que mejorarán tus problemas de salud asociados al cuidado de otros (médico de cabecera, psicólogo, fisioterapeuta, etc.)
Conocer el «Síndrome del Cuidador Quemado» e identificar sus señales de alerta favorecerá tu bienestar y calidad de vida.
Si eres cuidador, en nuestra web encontrarás contenidos y recursos interesantes.
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