El picor en la piel después de la ducha es bastante habitual en las personas mayores debido a que, con la edad, la piel pierde elasticidad e hidratación, lo que puede provocar que, tras el aseo diario, sintamos que se agriete, se pele (o se descame), quede tirante o pique.
Aunque existen personas que son más propensas a sufrir picor (prurito) tras la ducha (pieles atópicas) en el caso de los mayores esta condición suele asociarse con:
- Psoriasis geriátrica.
- Dermatitis atópica (eccemas).
- Xerosis senil.
¿Qué es la psoriasis geriátrica?
La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel caracterizada por la aparición de zonas enrojecidas, irritadas y descamadas en la parte media del cuerpo y, sobre todo, en codos, rodillas y cuello cabelludo.
Se trata de un trastorno del sistema inmunológico, con un alto componente hereditario, y que afecta a un 2,3% de la población española, según un estudio compartido por la asociación Acción Psoriasis.
De ellos, un 10% tienen más de 70 años.
Debido a sus manifestaciones clínicas inusuales y a la mayor tasa de complicaciones, el tratamiento de esta dolencia en los mayores es complejo por el alto número de comorbilidades y las interacciones farmacológicas.
De hecho, la inmunosenescencia propia del anciano puede alterar la respuesta a los fármacos de la psoriasis y aumentar el riesgo de infección.
¿Qué es la xerosis senil?
La xerosis es un tipo de dermatitis que se manifiesta en la edad adulta y que puede ser la causa del picor en la piel después de la ducha.
Esta afección se origina porque la barrera cutánea se deteriora, causando sequedad extrema, descamación, asperezas (piel dura y gruesa que se engancha) y molestias como picor, hormigueo y tirantez.
Existen dos tipos de xerosis en ancianos:
- Xerosis fisiológica. Afecta a un 75 % de la población a partir de los 75 años porque con los años la piel es más fina y frágil, carente de ácidos grasos esenciales y ceramidas, y con una película hidrolipídica agotada.
- Xerosis patológica. Asociada a patologías como la diabetes o la insuficiencia renal (cuando los riñones no funcionan bien, se pueden acumular cristales de ácido úrico en la piel que causan irritación).
Otras causas del picor de piel tras una ducha
Otras causas que pueden causar prurito en ancianos, especialmente tras la ducha, son:
Reacción alérgica a productos de baño
Muchos productos de baño contienen ingredientes irritantes, como fragancias, colorantes y conservantes.
En el caso de los mayores, los cuidadores debemos buscar productos neutros o soluciones naturales para cuidar la piel, como los aceites corporales.
Agua demasiado caliente o exceso de tiempo en la ducha
El agua caliente es relajante, pero, si está a una temperatura muy elevada o pasamos demasiado debajo de ella, eliminamos los aceites naturales de la piel, dejándola seca y propensa a la picazón.
Si eres cuidador de personas mayores, controla la temperatura del agua, tanto en duchas y baños, como en el aseo diario (por ejemplo, en el cambio de absorbente).
Exceso de fricción al asearse o secar la piel
A la hora de duchar a una persona mayor o dependiente, debes evitar el uso de exfoliantes o esponjas ásperas que puedan dañar la barrera protectora de la piel.
Una buena idea es emplear una esponja natural, que no irrite la piel, o esponjas jabonosas.
Secarse vigorosamente también puede causar picor después de la ducha, por eso, como expertos en cuidados, recomendamos dar pequeños toques para absorber el exceso de agua.
Reacción alérgica a detergentes o suavizantes de la ropa
Los productos de limpieza como detergentes o suavizantes pueden contener ingredientes irritantes y provocar reacciones alérgicas en pieles especialmente sensibles, como las de los ancianos.
Revisa el tipo de productos que empleas y, ante la duda, busca alternativas naturales.
Falta de hidratación
La piel, especialmente la piel de los mayores, necesita hidratación para mantenerse saludable y protegida.
De hecho, la falta de hidratación es causa común de los picores en el cuerpo después de la ducha.
Recuerda que es muy importante hidratar desde fuera y desde dentro: en el primer caso, con cremas hidratantes nutritivas específicas o ricas en ingredientes como glicerina, ácido hialurónico o manteca de karité; en el segundo, controlando la ingesta de agua y bebidas.
Cuidados de la piel en mayores para evitar el prurito
Con la edad, la piel cambia: se vuelve más delgada, pierde grasa, las venas y huesos se pueden ver más fácilmente y los rasguños, cortes o golpes tardan más tiempo en curar, cicatrizar y desaparecer.
Además, algunos problemas como la falta de movilidad o el uso de absorbentes por incontinencia provocan que la piel, en algunas partes del cuerpo, esté más expuesta a la aparición de llagas o escaras.
A esto hay que sumar que el exceso de sequedad puede generar molestias, como picores e irritación.
Como cuidadores, uno de nuestros principales objetivos es que la persona a nuestro cargo esté sana, y eso implica cuidar su piel.
Algunos consejos generales son:
- Escoge un absorbente de calidad con materiales transpirables y que contenga loción dermoprotectora
- Cuida la hidratación y la alimentación de la persona a tu cargo.
- Busca cremas hidratantes específicas para cuerpo, cara y manos.
- Mantén una higiene adecuada.
- Seca bien las zonas sensibles tras la ducha, en el aseo diario o el cambio de absorbente (prestando especial atención a arrugas y pliegues).
- Cambia de absorbente siempre que esté sucio de orina o heces, o cada 2-3 horas.
- Utiliza estrategias para prevenir las escaras (cambia las sábanas a menudo, realiza cambios posturales cada tres horas, examina la piel una vez al día, utiliza cojines y colchones antiescaras, etc.).
- Ante enfermedades cutáneas comunes de los mayores como eccemas, psoriasis, xerosis o herpes zóster, consulta con un dermatólogo sobre el tratamiento más adecuado.
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