La conciliación de la vida familiar y laboral de la persona cuidadora se plantea como un punto clave, pero que, en muchos casos, es difícil de alcanzar. Las exigencias en las tareas de los cuidados son diarias y tendemos a anteponer siempre las necesidades de las personas a nuestro cuidado personal. Esto no solo podría conducir en un posible síndrome de Burnout por parte del cuidador, sino que también repercutirá en la calidad de las relaciones personales y familiares, que son un pilar de apoyo fundamental para mantener el bienestar emocional del cuidador.
Analizar la situación es el primer paso
Antes de comenzar a implementar cualquier tipo de cambio para alcanzar una conciliación entre la vida familiar y laboral de la persona cuidadora, es importante que esta vea en qué punto está.
Lo primero será analizar si en ese momento está teniendo una situación de sobrecarga en sus tareas y a qué se debe. Podría pasar que el cuidador principal no profesional se sienta abrumado por las exigencias de los cuidados e intente compensar la falta de información inicial pasando más tiempo con la persona a su cuidado. En este caso, el incluir recursos e información sobre cuidados llenará los vacíos de información y le hará planificar mejor las tareas de cuidados, perdiendo menos tiempo y logrando así una mayor conciliación.
Por otro lado, puede que esté habiendo un problema de conciliación por no estar llevando a cabo una buena planificación. Quizá no sea cuestión de que necesites emplear más tiempo, sino de que tengas que emplearlo de la manera más inteligente posible. Es importante que te pares a observar cuáles suelen ser las tareas más habituales del día a día, cuánto tiempo suelen llevarte, y qué podrías hacer para optimizar más y mejor tus tiempos. Recuerda que una buena organización puede ser la clave para la conciliación de la vida familiar y laboral de la persona cuidadora.
Ayudas para la conciliación de la vida familiar y laboral de la persona cuidadora
Para alcanzar un buen grado de conciliación y tener más tiempo a tu disposición, una buena idea es contar con ayudas estatales. Muchas veces puedes pensar que este tipo de recursos no te son del todo necesarios, pero puede que te permitan tener más tiempo para ti.
Algunas de las ayudas pueden ser el acceder a un cuidador externo durante algunas horas o incluso a un centro de día. Dependiendo del grado de dependencia de la persona a tu cuidado te será más o menos fácil acceder a este tipo de ayudas.
En caso de que no las consigas, y de que no puedas permitirte contratar unas horas a un profesional, es recomendable que pidas ayuda a algún familiar o amigo.
En el caso de los cuidadores profesionales, estos suelen tener un horario bien establecido con una hora de entrada y de salida, pero para un familiar que realiza las tareas de cuidado esto suele ser más complicado. Es por ello que organizar un horario en el que algún otro familiar colabore en las tareas de cuidados hará posible establecer un horario para que a todos les sea más fácil una conciliación con la vida familiar.
El ocio, clave de la conciliación de la vida familiar y laboral de la persona cuidadora
Este es un punto que resulta imprescindible. Puede que sientas que estos momentos son muy escasos, pero debes aprovecharlos. Serán ratos en los que podrás recargarte de energía y volver a las tareas de cuidados más descansado, relajado e incluso ser más eficiente en tus tareas. Es por ello que debes incluirlos en tu rutina diaria.
Por otro lado, y como ya hemos comentado en otras ocasiones, es importante desconectar de los cuidados en periodos algo más extensos de tiempos. Esto se conseguirá mediante las vacaciones , un momento clave dentro del ámbito de la conciliación de la vida familiar y laboral de la persona cuidadora.
Elimina las actividades que sean demasiado exigentes
Existen actividades que consumen mucha energía y hacen difícil tener una adecuada conciliación. Por ejemplo, una rutina deportiva es importante si quieres mantener un buen nivel de salud. Sin embargo, cuando sea tan exigente que te haga llegar a casa exhausto y se sume al cansancio de las propias tareas de cuidado, será mejor que reduzcas su intensidad. No podrás alcanzar ningún tipo de conciliación si no te queda nada de energía al finalizar la jornada. Y esto es aplicable a cualquier actividad.
Es posible que el peso de las tareas del hogar te consuma las últimas energías que te queden. En caso de no vivir solo, lo ideal es que delegues estas actividades en otros miembros del núcleo familiar y compartáis las tareas. La idea es que no solo tengas tiempo para alcanzar la conciliación, sino también ganas de hacerlo.
Puede que en un principio la conciliación de la vida familiar y laboral de la persona cuidadora se presente como algo inalcanzable, pero organizándote un poco mejor es más que posible. No solo te traerá beneficios a nivel personal, sino que notarás incluso cómo la calidad de tus cuidados mejora notablemente.