Cuando un familiar de la noche a la mañana se convierte en una persona dependiente, todo se tambalea en su entorno. Aparecen dudas, sobre todo si nadie puede hacerse cargo de su cuidado. Es entonces cuando surge la opción de contratar a una persona que se ocupe de él. Es lógico que nos sintamos nerviosos y con incertidumbre porque es una decisión importante. Os vamos a explicar cómo entrevistar a un cuidador y elegir a la persona adecuada.

El primer consejo es sacudir todo rastro de culpabilidad si no podemos atender nosotros a nuestro ser querido. El trabajo, los horarios incompatibles con una buena atención y otras obligaciones, nos impiden hacerlo. Pero eso no significa que no nos preocupemos ni que deseemos que esté en las mejores manos. A veces, es mejor que le acompañe un profesional que quienes le quieren, pero carecen de experiencia en cuidados de personas dependientes.

En ocasiones, no tenemos en cuenta las necesidades de nuestro familiar. Es decir, ¿puede realizar determinadas tareas sin ayuda de nadie?, este tipo de preguntas es importante que nos las hagamos para que el cuidador sea el adecuado. Quizás sólo haga falta que alguien le acompañe a realizar las compras, dar un paseo…, o, por otro lado, requiera ayuda en tareas más complejas como en su aseo o a la hora de acostarse.

Una vez que tengamos claras las tareas que debe realizar el cuidador al que queremos contratar, será más fácil definir su perfil. Debemos pensar que cuando buscamos a un cuidador con conocimientos médicos, la selección deberá pasar por trámites como referencias y por entrevistar a un cuidador que se ajuste a lo que nuestro familiar necesita.

No existe un manual para ayudarnos con las preguntas correctas, (aunque sí contamos con manual del cuidador donde podemos encontrar la ayuda que necesitamos), se trata de apostar por el sentido común y por lo que esperamos de esa persona. Obviamente se trata de una relación de trabajo por lo que el tono debe ser formal.

Es recomendable elaborar una lista de los requisitos que deseamos que cumpla y que durante la entrevista/conversación sirvan para despejar dudas y así tener el máximo de información del futuro cuidador. Más que cómo entrevistar a un cuidador, se trata de elegir las cuestiones que nos ayuden a conocer mejor su experiencia, os dejamos algunos ejemplos:

• ¿Cuánto tiempo lleva realizando este trabajo?
• ¿Tiene experiencia con una persona mayor en la misma situación que nuestro familiar?
• ¿Sabe cómo realizar curas o poner una inyección?
• ¿Puede venir hasta la casa de nuestro familiar sin problemas? ¿Vive muy lejos?
• Si es necesario, ¿cuenta con experiencia como animador de personas mayores para llevar a cabo actividades lúdicas en casa?
• ¿Supone algún problema ayudarle con su aseo personal?
• Si ya ha trabajado con otros adultos mayores, ¿sabe gestionar bien la presión?
• ¿Dispone del tiempo suficiente para el cuidado y atención del paciente?

A nivel general, estas preguntas pueden ayudarnos. Pero sin duda, durante la conversación surgirá mucha información que nos servirá para elegir o descartar al candidato. Algo que no se puede medir en una entrevista es el grado de empatía porque es algo vital cuando se trata de cuidar de una persona.

No se trata de que ellos cumplan tu misión, pero sí de que te orienten si ya cuentan con experiencia previa al tener un familiar dependiente o con necesidades que requieran el cuidado de un profesional o no. Pide referencias entre esos familiares, amigos y conocidos sobre los posibles entrevistados.

Quizás también te ayuden con cuestiones que quizás no hayas tenido en cuenta en la preparación antes de entrevistar al cuidador. Por ejemplo, la condición física del candidato es fundamental. No olvidemos que quizás nuestro familiar necesite ser levantado en ocasiones, y necesitamos contar con alguien que pueda realizar esa tarea sin problemas.

Si ya hemos comprobado que dentro del núcleo familiar será imposible encontrar a un cuidador, no debemos descartar a un cuidador no profesional que cuente con una amplia experiencia y se dedique a atender a adultos mayores en su domicilio.

Confiar en una empresa o plataforma de cuidadores siempre será una apuesta segura porque la selección será rápida y este tipo de organizaciones se encargan de contar con personal formado e idóneo para realizar tareas de cuidado de personas adultas. Otro punto a favor es que ellos pueden encargarse de los trámites y del cumplimiento del contrato.

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