Alimentación saludable en personas mayores: consejos prácticos para cuidadores

Alimentación saludable en personas mayores: consejos prácticos para cuidadores

La alimentación saludable para personas mayores es uno de los pilares básicos para favorecer la salud en esta etapa vital.

En otras ocasiones hemos hablado de la importancia de mantener una rutina de cuidados para las personas mayores. Dentro de estos cuidados, la alimentación adecuada se sitúa como una parte esencial para fomentar el bienestar físico y mental en los adultos de edad avanzada.

Por ello, a continuación citamos una serie de pautas nutricionales que, sumadas a otras intervenciones como las vinculadas a la movilidad, sientan las bases de un bienestar físico y mental en personas mayores. Todo ello desde un marco alineado con los derechos a una alimentación saludable reconocidos por las Naciones Unidas y visibilizados en el Día Mundial de la Alimentación.

 

¿Cuál es la alimentación saludable para personas mayores?

La dieta en personas mayores debe tener en cuenta los cambios que, de manera general, se producen en esta etapa, incluyendo las mayores dificultades de absorción intestinal, o en la masticación.

Por otro lado, a las recomendaciones generales de alimentación saludable para personas mayores es preciso añadir las posibles pautas específicas para cada persona que haya recomendado un médico o nutricionista. Intolerancias, dietas para afecciones cardiacas o para la diabetes son solo algunas de estas pautas que es preciso tener en cuenta.

 

9 pautas de alimentación saludables para personas mayores

  1. Priorizar el consumo de cereales integrales (como avena, arroz o pan integral) frente a las opciones refinadas, para incorporar fibra soluble con beneficios para el tránsito intestinal y la salud cardiovascular.

  2. Limitar el consumo de grasas saturadas (mantequillas, aceite de palma…) o trans, presentes en alimentos procesados (pizza congelada, alimentos pre-cocinados), pero incluir a menudo grasas sanas (nueces, semillas, aguacate, pescados grasos…).

  3. Incorporar 2 o 3 raciones a la semana de pescado, por su aporte de proteínas de alta calidad y omega 3.

  4. En otro artículo ya hablamos de la importancia de incorporar alimentos ricos en electrolitos en la dieta de personas mayores. Algunas verduras (aguacate, patatas, calabaza…), frutas (plátanos y ciruelas), lácteos (leche natural y yogur), frutos (nueces o anacardos), legumbres (lentejas, alubias o soja) y los mariscos de concha son buenos aliados para mejorar la incontinencia urinaria.

  5. Limitar el consumo de sal a un máximo de una cucharadita de café (ó 2.300 mg) o dos tercios de una cucharadita para las personas con problemas cardiovasculares. Esto incluye evitar los alimentos que incluyen sal o sodio como parte de su perfil nutricional (como los alimentos procesados o precocinados).

  6. Es preferible evitar freír los alimentos, siendo opciones más saludables asarlos, hornearlos, saltearlos, hervirlos o cocinarlos al vapor.

  7. Es preciso prestar atención a posibles intolerancias, que pueden surgir o intensificarse con la edad. Si después de ingerir un alimento se tiene dolor de estómago, gases o diarrea, es posible que exista una intolerancia.

  8. No debe descuidarse el consumo de líquidos, incluso si no se siente sed, ya que la sensación de sed puede perder intensidad con la edad. Además de agua durante la comida, puede ser positivo incorporar sopas, infusiones o zumos durante el día.

 

 El vínculo entre alimentación saludable, personas mayores y Día Mundial de la Alimentación

Ocasiones como el Día Mundial de la Alimentación invitan a repensar la importancia de la alimentación saludable para las personas mayores. 

En un día que conmemora la fundación de la FAO (que en 2025 cumple 80 años), las Naciones Unidas llaman a “garantizar que todas las personas tengan acceso a una dieta saludable”. 

En el caso de las personas mayores, el Día Mundial de la Alimentación plantea preguntas sobre las necesidades específicas de este grupo de población. De igual manera, también invita a pensar sobre los pasos que pueden dar los cuidadores de personas mayores para asegurar el acceso a alimentación saludable y el bienestar y salud añadidos que ésta supone.

Así, las pautas que acabamos de ofrecer son un paso más para lograr este objetivo, adaptándolas a los consejos dietarios específicos que recomienden los profesionales médicos que atiendan a cada persona. 

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