El agotamiento mental y emocional tiene síntomas que parecen evidentes, como la irritabilidad, los problemas para conciliar el sueño, el dolor de cabeza, las dificultades para concentrarse, la hipertensión o las alteraciones digestivas.
Sin embargo, no siempre sabemos identificarlo a tiempo, lo que puede tener consecuencias graves a nivel personal y profesional.
Los cuidadores de personas mayores y dependientes tenemos un mayor riesgo de sufrir este tipo de desgaste y, por eso, debemos estar atentos ante las primeras señales de alerta.
Desgaste mental y síndrome de Burnout: ¿en qué se diferencian?
El desgaste mental es una sobrecarga en el flujo de pensamiento normal que ocasiona estrés y ansiedad, además de cansancio físico.
Según diversos estudios, el agotamiento mental y sus síntomas afectan entre un 10% y un 30% de la población, aunque normalmente no aparece como un "fenómeno aislado", sino como un trastorno o enfermedad secundaria.
Aunque comparten síntomas, el desgaste mental y/o emocional no debe confundirse con el síndrome de burnout asociado al estrés laboral y que también puede tener repercusiones físicas (cefaleas, insomnio, dolor muscular…) y mentales (trastornos de ansiedad, irritabilidad…).
Tampoco con la depresión, los trastornos mentales o la falta de energía.
Causas de agotamiento mental en cuidadores profesionales
El cansancio mental se produce, básicamente, porque la mente humana tiene un límite.
Además, algunos trabajos, como el del cuidador, exigen mucha responsabilidad y una alta atención y activación a nivel mental, y por eso los profesionales de este colectivo son más susceptibles a sufrir este tipo de desgaste.
Algunas causas de la fatiga mental son:
- Uso de las funciones cognitivas durante periodos de tiempo prolongado. No hacer pausas de descanso en el trabajo puede provocar agotamiento mental inmediato y afectar a la memoria a corto plazo.
- Falta de sueño. El sueño es esencial para que el sistema nervioso descanse y consolide los aprendizajes obtenidos durante el día. Si no dormimos bien, el sistema cognitivo no funciona adecuadamente y cuesta más organizar el pensamiento, planificarse, establecer prioridades, responder ante los imprevistos, etc.
- Consumo de estimulantes y/o relajantes. El consumo de sustancias estimulantes nos activa momentáneamente, pero no sustituye al descanso; respecto a los relajantes, disminuyen la velocidad de procesamiento de la información, y causan desgaste mental a largo plazo.
- Falta de control sobre las emociones. Aprender a gestionar las emociones en el ámbito profesional es muy importante: los estados emocionales intensos (depresión, ansiedad o enfado) y las preocupaciones nos obligan a invertir mucho esfuerzo mental en el trabajo, y esto se traduce en un mayor cansancio.
- No dedicar suficiente tiempo a nosotros mismos. Uno de los consejos para el cuidado del cuidador es reservar tiempo para el ocio, la familia o los amigos. Y es que, la falta de actividades gratificantes es otra de las fuentes de fatiga mental.
Agotamiento mental y emocional: ¿cuáles son las señales? ¿Cuándo debemos ponernos alerta?
Los primeros signos de agotamiento mental suelen ser la irritabilidad y la tensión.
A veces, puedes sentirte enfadado al hacer tu trabajo, o experimentar frustración porque tus esfuerzos no tienen un efecto inmediato en la salud o el ánimo de la persona a la que cuidas.
También es frustrante no tener suficientes recursos o habilidades para manejar eficazmente la atención de alguien.
Este tipo de situaciones pueden ser pasajeras y/o tener un desencadenante concreto.
Sin embargo, si notas que esta sensación es constante y que te impide desarrollar tus actividades cotidianas con normalidad, debes buscar algunas de estas señales de alerta:
- Problemas de atención. Dificultad para mantener una conversación, seleccionar tareas importantes o prioritarias o experimentar "lapsus" frecuentes.
- Problemas de memoria. Dificultad para aprender, retener información o recordar planes futuros.
- Problemas de "pensamiento". Dificultad para organizar el pensamiento, planificarte o tomar decisiones.
- Problemas de comunicación. Dificultad para expresarte y organizar lo que quieres decir.
- Problemas sociales. Enfados frecuentes, discusiones con compañeros y familiares, desinterés o aislamiento.
- Aparición de emociones negativas. Entre ellas, irritabilidad, ansiedad y tristeza.
El agotamiento mental y emocional también suele ir acompañado de otros síntomas como el dolor de cabeza.
De hecho, Herbert Freudenberger, el psicólogo que acuñó el concepto de agotamiento mental en 1974, citó los dolores de cabeza habituales como una manifestación física de este trastorno.
¿Cómo prevenir el agotamiento mental y emocional y sus síntomas?
El autocuidado es clave para cuidar nuestra salud, y es la herramienta más importante para prevenir el agotamiento mental.
Estar pendiente de las señales que hemos indicado también te ayudará a saber cuándo debes parar o buscar ayuda profesional.
Algunos consejos básicos son:
- Tómate tiempos de descanso mientras trabajas.
- Intenta restringir tus jornadas laborales. En el caso de los cuidadores puede ser complicado, pero conviene tener un horario para planificar tus momentos de ocio.
- Intenta dormir 7-8 horas al día.
- Cuida tu alimentación para que tu cerebro reponga energía y funcione correctamente.
- Realiza actividad física a diario. A veces, cosas sencillas como pasear pueden ser gratificantes y beneficiosas a nivel mental.
- Practica técnicas de relajación, como el yoga o el mindfulness.
- Intenta establecer vínculos afectivos y relaciones sociales positivas.
Cuidar la salud del cuidador es muy importante.
En nuestro blog encontrarás consejos sobre este y otros temas relacionados.